sábado, 29 de noviembre de 2008

Eragon, el resultado de una mente adolescente.



No siempre una buena nota te genera real satisfacción. Este fue, para mí, una de aquellas veces en que sientes que la buena calificación, realmente fue una buena calificación. Simplemente porque hay que ver de quíen viene.

La Jenny Abate es de aquellas que, con justificación, puede hacerte mierda un trabajo (y lo ha hecho) y uno no hará más que bajar el moño porque si ella lo dice, tu de verdad lo crees.

Bueno, como un ñoño orgulloso de su 6,8 dejo aquí una crítica a esa novela que ya no da más de tanto que la he manoseado en calificaciones y descalificaciones, y que me valió un: "¡excelente crítica!", de parte de una grande :p. Ahora es su turno de evaluar.


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Eragon es la primera entrega de la saga fantástica El Legado, escrita por el británico Christopher Paolini a la edad de 15 años. Esta fantasía épica relata la odisea de un joven campesino que un día se ve enfrentado a un vertiginoso e inesperado destino al adoptar, fortuitamente, a una pequeña dragona lo cual lo fuerza a aceptar su nueva categoría de “Jinete de Dragón”. Aquel curioso hallazgo lo obligará a dejar atrás su monótona vida de granjero para asumir retos y compromisos con un mundo que traspasará los límites de lo imaginable. Un mundo lleno de magia, elfos, brujas y monstruos.


Así es, como lo ven; este joven tomará una espada, salvará a su doncella y visitará, con rigor, todos los lugares comunes imaginables en cualquier novela fantástica-juvenil-de-los-últimos-diez-años. Y, pese a todo, Eragon será uno de los mayores éxitos de venta del último tiempo. Eso si que es fantástico ¿no?


Esta novela fue publicada, por primera vez, el 2002. En esa época Paolini tenía 19 años: 4 más de los que tenía al comenzar a escribir. Seré majadero en recalcar esto: el autor de Eragon tenía 15 años el día en que se sentó a redactar su novela. Un detalle para nada menor.
Y la relevancia del detalle etareo se explica mediante el mero hecho de pensar en lo que podríamos exigirle a un niño de 15 años sentado frente a una máquina de escribir. Por supuesto que su corta edad no lo hará inmune al reconocimiento de evidentes deficiencias en la obra, sin embargo no podemos negar que, en alguna medida, las amortiguan.


Y es que, en rigor, este niño de 15 años escribió una buena novela. El pequeño Paolini escribió un best seller, de hecho. Y un best seller no es best seller por mirar, con compasión, el rostro de un niño prodigio en la contratapa de una novela. Un éxito como Eragon solo puede darse por mezclar, con maestría, elementos capaces de cautivar a un lector quien, no solo devorará más de 500 páginas de un producto, al parecer, no muy lejano del manoseado Harry Potter o del sobre-expuesto “mister Frodo”, sino que también acudirá a sus círculos sociales y lo recomendará.


Vale preguntarse, entonces, ¿Qué hace un niño cuando quiere crear un fenómeno como este?, o mejor dicho, ¿por qué un niño querría crear algo “nuevo”?


El joven que se sienta a concebir complejos mundos imaginarios lo hace, fundamentalmente, porque ha sido previamente cautivado por otras creaciones, se ha maravillado con mundos paralelos, los ha leído y releído y ha llegado a sentir que su turno de dar a luz un relato desde sus entrañas, por fin ha llegado. Y vaya que había consumido bastantes creaciones ajenas, Paolini, antes de darle vida a Eragon. Con Crónicas de Prydain, Crónicas de Narnia, Señor de los Anillos, mucha ciencia ficción Asimoviana y, por añadidura, mucho Goerge Lucas, en su tarjeta de memoria, no era raro esperar que, tarde o temprano, algo interesante saldría de la batidora. Por supuesto que aquello no puede ser menos que algo positivo. Sin embargo, ¿es capaz, el escritor de 15 años, de separar, completamente, sus historial de influencias de “aquella pieza original que sería originada”?


La rotunda respuesta negativa a esta inquietud es, de hecho, la razón por la que Eragon puede volverse una obra desagradable. No sería apropiado, al parecer, hablar de plagio. Sin embargo, claramente la inmadurez literaria del, otrora, quinceañero Paolini, es imposible de camuflar. Y detestable, a la vez.


No reiteraré las básicas acusaciones de robo intelectual de las que fue víctima el autor inglés al compararse su novela con la obra de Rowling y de Tolkien. Está bien; el mapa casi idéntico al de “Tierra Media” en las primeras páginas de cada ejemplar y la cicatriz del protagonista, inevitablemente, nos hacen sospechar y pensar en Frodo y Potter, sin embargo, detalles como aquellos, no pueden tomarse como algo mayor que guiños inocentes a dos grandes coterráneos exponentes de la fantasía.


El problema es otro. El gran defecto de Eragon es que es, con otro nombre, La Guerra de las Galaxias. O, peor aun, es un experimento fallido de copiar la obra de Lucas.
A ratos, leer la novela de Paolini llega a sentirse como el relato de la experiencia de un fan que acaba de asistir al último estreno cinematográfico de la saga espacial. Y es que, solo por mencionar algunos detalles; Luke era granjero, Eragon también. Luke recibe un par de androides, Eragon recibe un huevo de dragón. Luke rescata a Leia, Eragon salva a Arya. Luke entrena con el ermitaño Obi wan Kenobi, Eragon con Brom. Y así, se sigue sintiendo un desagradable deja vu hasta la última página de la novela. Algo lamentable, por lo demás. El argumento; aquella columna vertebral que debería diferenciar tu obra de cualquier otra creada anteriormente, no es más que una clonación de un éxito de los setenta. La transformación de una space opera en un cuento para dormir.


Pero Paolini tenía 15 años cuando concibió su relato. Sí, lo vuelvo a recalcar. Paolini tenía 15 años y se nota.


Paolini, joven quinceañero, da a conocer el mundo de Eragon; un joven quinceañero. Así es, señores: la corta edad del autor también le juega a favor. Y es que, el modo en que logra cautivarte la mente del personaje, es delirante. Eragon tiene 15 años y de eso no te queda duda hasta el final de la obra. Sin embargo el lector también tendrá 15 años durante la lectura. El lector tendrá 15 años, recibirá un dragón, aprenderá magia, salvará su mundo y querrá leer el próximo volumen.


Escribir una obra a corta edad es arriesgado y las consecuencias de lo mismo son claras. Sin embargo Paolini, a pesar de toda crítica, lo supo hacer. Su novela es amada y odiada. Es plagio y un best seller. Es, en definitiva, igual de indefinida que un adolescente de 15 años.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Block 8, Condominios Parque Bustamante>>> Año 2040. Tercera Parte.




En el piso quinto se encuentra el departamento nueve. En su interior, pasa los días un sureño de 33 años que acaba de cumplir su sentencia en la cárcel de la isla San Félix.
Luego de dedicar toda su niñez y juventud al otorgamiento de milagros a diversas clases de necesitados, desde la sanación a enfermos contagiados con el VIH hasta la multiplicación del monto en las tarjetas de crédito, un sector más ortodoxo de la ciudadanía lo comenzó a señalar como otro sureño loco, afectado por el Desastre de Concepción.
A raíz de aquellas acusaciones, las autoridades determinaron que sus inusuales capacidades para sanar heridas y realizar diversos tipos de trucos espectaculares representaban un potencial peligro para la comunidad, por lo que se concluyó que lo más seguro sería encerrarlo en prisión por 20 años.
Leftaro, cansado de tratar de hacerle ver a la humanidad que El es la nueva encarnación de Dios, la nueva venida de Cristo hecho hombre, se encuentra viviendo su pasión enclaustrado en un departamento, con libertad condicional y bebiendo cervezas en una de las ciudades más contaminadas de la creación de su Padre.

En el departamento 10 vive el protagonista de uno de los escándalos más recordados en la historia de la televisión.
Luego del éxito de “Renato”, uno de los jóvenes de la serie Amango, diversas estaciones televisivas comenzaron a disputarse su presencia en la conducción de los mejores matinales y estelares.
El periodo de mayor esplendor en la carrera de Renato, comenzó cuando ofició, para el heptagésimo primer Festival de la Canción de Viña del Mar, como animador, junto a Raquel Calderón.
Lamentablemente para él y afortunadamente para toda la prensa de farándula, su exitosa carrera finalizó de un modo estrepitoso y, por supuesto, muy bullicioso.
Aquello ocurrió cuatro años después de haberse consagrado como el animador oficial de Viña del Mar, exactamente, en el instante en que decide pararse frente al monstruo de la Quinta Vergara con una nueva identidad: Ana María.
Por supuesto, nadie esperaba la presencia de dos animadoras del mismo género, juntas y compartiendo el mismo escenario, por lo que nadie supo como reaccionar.
Lo cierto es que, desde aquel día, ni Renato ni Ana María han vuelto a aparecer en la televisión.

Ambos departamentos del sexto piso le pertenecen a Hugo Baradit o, como suelen llamarlo, “El gran Hugo”. En ellos ha establecido una productora clandestina de cine pornográfico.
En el departamento número 11 vive él y, a su vez, lo utiliza para guardar todo lo que corresponde al equipo de producción y post-producción.
En el número 12, por su parte, viven alrededor de 15 mujeres hermosas quienes pasan todo el día rodando diversas escenas de sexo.
“Las 15 Marías”, como las llama Hugo, son todas idénticas y nacieron como el fruto de la clonación de su hija; María Magdalena Baradit.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

ESTO me tiene mal...

...por no decir que esto me tiene pa-la-cagá. He revisado cada teaser y trailer de la quinta temporada de lost y ya no se me ocurre como frenar esta ansiedad.
Por ahora, comparto uno de los avances (no es el de mejor calidad), para contagiar en alguna medida esta lost-manía...



Si uno de estos días me ven tomar un avión bien ordinario hacia algún lugar tipo triangulo de las bermudas, deténganme...
si no alcanzan y saben que el avión cayó en algún lugar del atlántico... no me busquen :D

be prepared!!
remember, remember...the 21TH of january...

Nanocuento IV

Milagro Artificial





Gemidos agudos, graves y metálicos. Cables pelados, alambres crispados y enrollados en el ombligo de la criatura crean un lazo, con la madre, que hoy se rompe para siempre.
Un llanto humano. Un androide yace en la camilla. Un milagro artificial.

martes, 18 de noviembre de 2008

¡Felices 80 Mickey!


El 18 de noviembre de 1928 Walt Disney celebró el lanzamiento de Steamboat Willie, corto animado que, junto con ser la primera animación sonora, dio a luz al roedor más famoso de la historia. No de la historia cinematográfica ni de la animación; de la historia universal. De la historia de toda una cultura.
Hoy, uno de los emblemas más importantes de occidente cumple 80 años y este humilde espacio va dedicado a él; al tío Mickey, el inmortal amo y señor del imperio Disney. El padre de una de las firmas que ha repartido más alegría a hogares en lo ancho del globo y a lo largo de la historia.

Feliz cumple Mickey!!!

PS: Era que no, el ratoncillo es escorpión igual que este humilde servidor. :D

jueves, 13 de noviembre de 2008

Block 8, Condominios Parque Bustamante>> año 2040. Segunda Parte




En el tercer piso del edificio, tras la primera puerta, la número 5, vive Jorge Bustos, un periodista de 28 años dedicado al reporteo gráfico. Su sueño siempre había sido lograr un acierto fotográfico que lo consagre como un paparazzi de renombre entre el jet set criollo, sin embargo lo único que lo había hecho conocido, hasta ahora, era la captura del momento exacto en que un carabinero agredía físicamente, de forma brutal y sin razón mediante, a un joven clon que participaba de una marcha en pro de los derechos de los clones. La imagen resultó ser tan impactante que la prensa se demoró solo minutos en pasársela de mano en mano y, de ese modo, escandalizar a la ciudadanía y a las autoridades de la institución de uniformados quienes tomaron, a los dos días, la decisión de expulsar al joven carabinero, Jaime Fonseca, y dar disculpas públicas.En más de una ocasión a Jorge le habían comentado que el ex carabinero se había obsesionado con encontrarlo para tomar venganza, mas el joven periodista no estaba como para preocuparse de teorías paranoicas y alarmistas. Menos aun, sabiendo que hace algnos días llegó a ese mismo edificio una joyita para cualquier paparazzi; la ex animadora del festival de Viña, Ana María Tapia, otrora “Renato” de Amango.


En el departamento contiguo, el número 6, vive otro joven: Julián Guentelicán, un estudiante de medicina de la Universidad de Chile a punto de egresar, con 26 años.Desde que ingresó a dicha casa de estudios descubrió que había un negocio millonario que podía explotar: la venta de órganos artificiales. Durante más de 7 años ha conseguido, sin ningún tipo de dificultad, robar corazones y pulmones artificiales y venderlos a un cuarto de su valor real. Con todo el dinero recolectado podrá, en 2 años más, ir a tomar una especialización en alguna universidad europea.


En el departamento siete, Hiro Yanasuke espera que su hija Katahiro llegue del trabajo, para almorzar juntos. Mientras tanto, Hiro concentra su energía en el cuidado de Kim Yanasuke, su esposa, quien está al borde de morir de un agresivo cáncer pulmonar. Lo único que necesita es un trasplante urgente de pulmón. Si tan solo el estudiante de medicina del departamento seis no fuese xenofóbico, todo sería más sencillo.


Junto al departamento siete vive un matrimonio demasiado tradicional y común como para dedicarles mucho espacio.Él, Francisco Tapia, es profesor de lenguaje, avocado a la enseñanza de niños y jóvenes de Centros Especializados en Afectados por el Desastre Nuclear de Concepción (CEADEN) y ella, Carolina Ruiz, se desempeña como preparadora espiritual para la confirmación de jóvenes feligreses de la Iglesia Neocristiana.Ambos se han esforzado al máximo, durante años, para poder reunir el dinero suficiente y, de esa forma, abandonar la pocilga que habitan. Hasta que no logren su objetivo, ninguno de ellos interactuará demasiado con sus vecinos. Ambos salen a trabajar a las 6 a.m y no regresan hasta las 8 p.m.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Block 8, Condominios Parque Bustamante>> año>>2040



Primera actividad desarrollada en las clases mutantes del taller de Alvaro Bisama.




En el primer departamento, a la entrada del block 8 de los condominios Parque Bustamante, vive Julián Tapia y su hijo, Rafael.
El octogenario ex servidor público de la comuna de Ñuñoa compró aquel inmueble cuando cumplió 4 décadas de vida; el 25 de marzo del 2008.
El día en que tuvo que abandonar su emergente, pero frenética participación en la política local, también fue la trágica fecha en que a su único hijo le detectaron un extraño mal que le impedía oír con claridad.
En aquel entonces se diagnosticó como una “sordera simple” ocasionada por un deterioro de ambos tímpanos. Se le solicitó discreción al padre del paciente al comentar con conocidos la naturaleza de la enfermedad del menor ya que se trataba, aun, de un “síndrome no identificado” que podría alarmar innecesariamente a la ciudadanía.
Un año después, un periodista de Telecanal reveló un exhaustivo seguimiento realizado sobre la situación de Tapia y su hijo, con el título de “Caso Yokoshima”.
Según el reportaje, transmitido en Abril del 2009 y con el cual se clausuró el canal de televisión abierta, la económica firma japonesa Yokoshima, diseñadora de artículos electrónicos, había ingresado al país modernos y llamativos reproductores portátiles que eran capaces de generar adicción en sus usuarios.
Esta nueva droga musical ocasionaba, en un corto plazo, severos daños neurológicos crónicos que dejaban al portador escuchando, per sécula, el último tema reproducido antes de desencadenarse la deficiencia mental.
Durante un poco menos de 40 años, Rafael Tapia ha bailado, día y noche, el mismo reggeaton que no cesa de vibrar en su cabeza… “lo que pasoo, pasooo”.


Frente al departamento de los Tapia vive Luís Cabrera o Don Lucho, como solía conocérsele en los cerros de Valparaíso.
Hace dos días, a sus 64 años, jubiló. Con su paupérrima pensión de colectivero, hoy se acaba de comprar aquel deteriorado departamento cerca de la estación Irrarázabal.
Sin pareja ni hijos, está cumpliendo su sueño de vivir en la capital. Con algo de suerte podrá conocer o, aunque sea toparse, con algún personaje de la televisión. Tal vez pueda ir a dejarle flores al agonizante José Miguel Viñuela que lo entretuvo en sus tardes de juventud o darse una vuelta por el “Paseo de la Fama” de esculturas de famosos, en cera.
Por hoy, seguirá esperando a que salga del departamento vecino el anciano que le pareció divisar. Si su vista no lo engañaba se trataba del mismísimo Julián Tapia del nombrado “Escándalo Yokoshima”. Todo un personaje nacional.


En el oscuro pasillo del segundo piso se destaca una puerta muy bien mantenida, con pintura casi fresca y un barniz perfecto, entre las deterioradas paredes llenas de moho.
Al interior, un bello y elegante departamento es iluminado por la luz que se cuela por los grandes ventanales de la sala de estar.
En una habitación infantil, llena de juguetes, peluches y colores, una niñera asiática le pone el uniforme a un pequeño escolar de 2 años. El niño se llama Bernardo y es hijo de una pareja de exitosos ingenieros nucleares: Juan Carlos Larraín y Maximiliano Panguinao.
El volumen excesivamente alto de las caricaturas proyectadas en la Ventana Holográfica la habitación matrimonial, así como de la música del personal estéreo en los oídos de Katahiro, la joven niñera, les impiden percatarse de lo que ocurre, en ese instante, en el departamento vecino.


Son las 7 de la mañana en el block 8 del Condominio Parque Bustamante, y en el departamento 4, Juvenal González, el inquilino más antiguo de aquel edificio, busca sus llaves en el bolsillo de la chaqueta para hacer las compras diarias al pequeño mercado de la esquina.
Al otro lado de la puerta, oculto en la penumbra del pasillo, un hombre con un pasamontañas en la cabeza espera en silencio a que el anciano encuentre sus llaves.
Juvenal González lleva 50 de sus 90 años viviendo solo, en el mismo departamento y, a pesar de que cada día se comunica con sus seres queridos, nunca los ha invitado a conocer su vivienda. De hecho nunca ha permitido a nadie poner un pie al interior de su inmueble. El tesoro que resguarda con tanto recelo, en su departamento, no puede ser revelado al mundo hasta que la sociedad no alcance la madurez necesaria para asimilarlo. Se trata de tecnología demasiado avanzada, cuyo descubrimiento le ha costado décadas de investigación.
El sujeto del pasamontañas tiene 38 años, se llama Jaime Fonseca y no tiene ni el más mínimo conocimiento del tesoro que oculta el anciano en su departamento. Jaime solo lo asesinará como un daño colateral necesario en el cumplimiento de su propósito real: conseguir una posición estratégica para capturar al muchacho que vive en el departamento de arriba; aquel sujeto que hace algún tiempo le arrebató todo lo que Jaime, ex carabinero, más amaba en el mundo.